12.2 La fe verdadera Vs. La Fe Carnal 2º parte
Caminando en la Fe verdadera
12.2 La Fe verdadera Vs. La Fe carnal
Segunda parte
La primera parte de este artículo se llama "La Fe que mueve montañas".
Al hablar de fe encontramos la fe verdadera, espiritual o bíblica reconocida por Dios y también la fe carnal o mundana, que no proviene de Dios.
La fe carnal es aquella confianza con la cual algunos creen fervientemente en lo que concuerda con sus pensamientos y conocimiento.
Este tipo de fe está, generalmente, asociado a la gente del mundo, que no cree en Cristo como único y suficiente Salvador. Hay cosas en este mundo que la gente cree y acepta como verdaderas, pero también estas cosas cambian con el pasar de los años.
Asimismo, los estándares y formas de pensamiento, como los objetos en los que se deposita la fe, difieren mucho entre las culturas de los diferentes países e, incluso, entre cada individuo. La fe carnal es voluble, es decir, cambia en tanto que las teorías e ideologías cambian.
Creer en Dios y creerle a Dios son cosas diferentes porque creerle a Dios implica conocer su Palabra y darla por cierta completamente para que nuestra fe pueda estar seguida de obras de acuerdo a ella. Así que, con la fe espiritual o bíblica que hemos mencionado, podemos recibir salvación y creer, incluso cuando las cosas no van en acuerdo con nuestras teorías y pensamientos. Es la fe que cree que algo puede ser creado de la nada, que nuestro Dios Todopoderoso creó los cielos y la Tierra y que la vida, la muerte y el destino del hombre están bajo su control, lo que nos permitirá reconocerlo y depender solamente de Él para todo. No obstante, no podemos tener este tipo de fe espiritual según nuestro deseo, sólo la que Dios ha repartido a cada uno (Romanos 12:3). Esta fe bíblica, Dios la va aumentando en la medida en que buscamos la Verdad.
Para desarrollar este tipo de fe, tenemos que renunciar, en primer lugar, a todo pensamiento y teoría que no está de acuerdo con la Palabra, “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,…” (2 Corintios 10:5 y Romanos 8:5). No todo conocimiento, teoría, forma de pensar y valores son correctos. Gran parte de ellos han sido moldeados por la cultura donde hemos crecido, pero si insistimos en que son correctos, esto impedirá aceptar la palabra de Dios y tener una fe bíblica.
En segundo lugar, debemos escuchar y aprender la Escritura con diligencia y luego practicarla. Si llenamos nuestro corazón con la verdad sempiterna de Dios, la falsedad se apartará y podremos tener un corazón limpio.
Cuando escuchamos la palabra de Dios, debemos primeramente guardarla como conocimiento y luego empezar a transformarla en práctica por medio de la obediencia. El hecho de que logremos memorizar una nota musical para la ejecución del piano, no significa que podamos tocarlo bien, pues debemos practicar la ejecución del piano. Sucede lo mismo con la palabra de Dios, además de leerla y escucharla, debemos ponerla en acción, pues…
“17Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”.
Santiago 2:17
Así que, vivir la fe es saber que vivimos en el mundo, pero no somos del mundo. Es tener nuestros pies en la tierra, pero nuestro corazón y nuestros ojos en el reino de Dios. Es seguir a Cristo mediante la obediencia permanente y constante de su Palabra en nuestras vidas. Es saber que tenemos un Dios único que nos ama y entregó a su único Hijo por nosotros. Es reconocer la grandeza de Dios cada día en nuestra vida y saber que tenemos un lugar en su Reino.
Debemos reconocer que la fe es vital, pues sin ella no podemos agradar a Dios.
“6Pero sin fe es imposible agradar a Dios;
porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,
y que es galardonador de los que le buscan”.
Hebreos 11:6
Es preciso que creamos con verdadera fe que Dios cumplirá las promesas registradas en su Palabra y que recompensa esta fe, no sólo en el reino de los cielos, sino también aquí en el plano terrenal.
“9Y yo [Jesús] os digo:
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
10Porque todo aquel que pide, recibe;
y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”.
Lucas 11:9-10
“22Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”.
Mateo 21:22
La verdadera fe viene de Dios y, a través de su Palabra y de la oración, iremos conociendo la voluntad del Señor y alineándonos a ella en nuestras peticiones.
“13Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
15Si me amáis, guardad mis mandamientos”.
Juan 14:13-15
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