15.1. El carácter de un fiel mayordomo. 1ª Parte

15.1. El carácter de un fiel mayordomo. 1ª Parte




Escuela bíblica en la Iglesia Ríos de Gracia. En la Ciudad de Medellín, Colombia El 17 de noviembre de 2019


3Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras...” 
1 Timoteo 6:3-4

Como hemos visto antes la mayordomía bíblica comienza con Dios y su Palabra, pues 3Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad”,  no está sujeto a las Escrituras. 

Y, al derivar todo del carácter de Dios, podemos darnos cuenta de la extrema pecaminosidad del pecado porque es la antítesis de Dios, tal como podemos verlo en la continuación de este pasaje; pues el tal 4 …está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia;...” (1 Timoteo 6:4-5). 

Hermanos, lamentablemente este pecado en el área financiera está entre nosotros pues habita en el corazón del hombre, esto lo notamos porque todavía tenemos conductas pecaminosas, en contra de la mayordomía bíblica. 

Ante el Mandato de dominio cultural (Genesis 1 y 2) ordenado por Dios, hemos fallado en todo tipo de mayordomía: De nuestro cuerpo como la pequeña habitación en la que Dios nos ha puesto –salud, alimentación, educación, etc.– y del mundo, la naturaleza y, aun más, de nuestras finanzas. 

Entonces, reconocer quién es Dios, principalmente en esos atributos que cooperan con afianzar la idea de mayordomía y luego, admitir nuestro pecado, debe llevarnos a poner en práctica los principios éticos que parten de la naturaleza divina para que nuestras conductas no partan de lo racional o de lo cultural, como respuesta a un problema o para vivir bien (pragmatismo), sino derivados del carácter de Dios. 

Así, los principios de la verdadera mayordomía se desprenden de la Ley Moral y Ética de nuestro Dios y Señor, expresados en los Diez Mandamientos, primeramente para con Dios y, en los últimos seis, para con nuestro prójimo. Desde esta perspectiva, la correcta mayordomía bíblica parte de honrar con nuestras finanzas, en primer lugar a nuestro Dios y, seguidamente, a nuestro prójimo. 

Pero así como nuestra salvación es por gracia, nuestro caminar en esta tierra también debe ser por gracia. Sólo en Cristo podemos experimentar la verdadera libertad de las conductas en contra de la mayordomía bíblica antes vistas (Las recuerdo: 1. idolatría, 2. una perspectiva equivocada de las finanzas, 3. una visión errada acerca de Dios, 4. falta de fe en Dios, 5. deudas y fianzas, 6. falta de planificación financiera, 7. no buscar consejo, 8. injusticia, 9. deshonestidad, 10. pereza, 11. resignación, 12. vicios, 13. inmoralidad sexual, 14. aflicción, 15. amargura, 16. resentimiento, 17. juegos de azar como lotería, chance, casino, etc., entre otros), solo El Señor nos puede mantener alejados de estas conductas pecaminosas y el resultado es que podemos vivir en libertad, siguiendo sus mandamientos expuestos en la Biblia. 

El propósito de Dios en esta área es entonces, llevarnos de la libertad que Él nos ha dado a la santidad financiera a través de su Palabra. Vivir en santidad es ser santos como Dios es Santo (Levítico 19:2 y 1 Pedro 1:15), es vivir avanzando en el crecimiento hacia el carácter de Cristo (Efesios 4:13 y Romanos 8:29a) para vivir en santidad, aún en el área financiera, sirviéndole a nuestro único dueño y amo, el Señor Jesucristo. 

Somos llamados a ser mayordomos o administradores de lo que Dios nos ha entregado en esta tierra y, para esto, debe forjar en nosotros, sus hijos, un carácter piadoso a semejanza de Cristo y según las Escrituras, desarrollando unas características que nos conduzcan hacia una mayordomía bíblica, como se desprende de 1 Timoteo 6:6-8: 

6Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7porque nada hemos traído a este mundo,
y sin duda nada podremos sacar.
8Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”. 
1 Timoteo 6:6-8 

Entonces la pregunta a resolver hoy es: ¿Cómo podemos llegar a tener el carácter piadoso de un fiel administrador o mayordomo de las finanzas del reino de Dios? 

Lo veremos en esta clase que se titula: 
El carácter de un  fiel mayordomo 1ª Parte
Y la estructura de esta clase es:

  1. Definiciones (Carácter, Mayordomo y Economía). 
  2. Características de un fiel mayordomo o administrador de Dios

En la 2ª Parte estudiaremos:
  1. Las Escrituras como único fundamento de un fiel Mayordomo.

Para empezar, vamos a definir tres términos:

1. Definiciones

A. El carácter 

Según la Real Academia de la Lengua Española, carácter es “la señal o marca que se imprime, pinta o esculpe en algo; la marca o hierro con que los animales de un rebaño se distinguen de los de otro o el conjunto de cualidades o circunstancias propias de una cosa, de una persona o de una colectividad, que las distingue, por su modo de ser u obrar, de las demás”. 

En conclusión, carácter es la suma total de todas las cualidades positivas y negativas en el alma de una persona conformada por pensamientos, valores, motivaciones, actitudes, intenciones, sentimientos y acciones. 

Pero vamos un poquito más profundo, para no equivocarnos., pues carácter es distinto a reputación. La reputación es lo que la gente dice que usted es, carácter es lo que realmente es usted, en su intimidad, cuando está fuera del alcance de los demás. Es cuestión de "quién eres". Quienes somos, determina lo que hacemos. Jesús dio suma importancia a esta verdad en sus enseñanzas del Sermón del monte (Mateo 5-7).

El carácter es algo que se va formando, pues nadie nace con el carácter de Cristo ya formado, éste se va estableciendo después de la conversión, a través de un proceso en su trato con Dios, llamado santificación. Así, las características de un mayordomo o administrador de las finanzas del Reino se forjan en este proceso de conocimiento de los preceptos de Dios conforme a la imagen de Cristo. 

13hasta que todos lleguemos a la unidad
de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;”. 
Efesios 4:13 

¿Nos quedo claro que es el carácter? 
Es lo que tu eres cuando nadie te ve.

B. Mayordomo o administrador 

Por otro lado, está el concepto de administrador. Según el teólogo John Stott, este concepto era más conocido en el mundo antiguo que en el moderno. En nuestro vocabulario cotidiano, un administrador alude únicamente a empresas de comercio, industria, instituciones, entre otros, pero en los tiempos bíblicos, todo buen padre de familia era administrador o tenía uno para dirigir los asuntos de su casa, su propiedad, su granja o viña, sus cuentas y sus esclavos y/o siervos. 

Aunque no se emplea ninguna palabra hebrea para identificarlo, podemos encontrar e identificar al administrador mediante varias palabras en el Antiguo Testamento. Se encuentra particularmente en las familias nobles y las cortes reales de Judá, Egipto y Babilonia. Así, José tenía un administrador en Egipto. Este mayordomo de su casa estaba encargado de atender a sus huéspedes. Procuraba que tuvieran agua para los pies y forraje para los asnos. Era el responsable de matar a los animales para comer y de preparar las comidas, entre otras funciones (Génesis 43:1-25 y 44:1-13). 

De manera parecida, los reyes de Judá tenían un administrador encargado de la casa real y tenía gran autoridad dentro de ésta. Ejercía una supervisión paternal sobre sus miembros y el símbolo de su cargo era una llave, que sugiere indudablemente, la cerradura de los almacenes donde se guardaban todos los bienes. También está el caso de Sebna (Isaías 22:15-25), un ejemplo negativo acerca de un mayordomo a quien el Señor, por boca de Isaias, le pide cuentas de su mayordomía, lo halla fallo y lo destituye.

En la corte del rey Nabucodonosor en Babilonia, el jefe de los eunucos puso a Daniel y a sus tres compañeros al cuidado de alguien llamado Melsar. Probablemente esta palabra, más que un nombre propio, indica un cargo, como superintendente o mayordomo (Daniel 1:16-18). 

En el Nuevo Testamento, también encontramos ejemplos. Herodes Antipas tenía un administrador en la corte, un hombre llamado Chuza, cuya esposa, Juana, era discípula de Jesús y le servía “de sus bienes” (Lucas 8:3). Además, el escenario de varias parábolas de nuestro Señor Jesucristo está situado en casas grandes, en las que el administrador ocupa una posición de responsabilidad. En la parábola de los obreros de la viña, el propietario ordenó al administrador que pagara sus salarios a los obreros (Mateo 20:8), mientras que el mayordomo infiel, empleado por “un hombre rico”, estaba acusado de disipar los bienes de su señor (Lucas 16:1-15). 

El administrador debía ser, evidentemente, una persona muy responsable que ordenaba las provisiones, administraba los gastos y daba cuentas a su amo.

Pero hoy los varones, nos hemos olvidado de administrar fielmente lo que el Señor ha puesto bajo nuestro cuidado, son muy pocos los que se toman en serio esta función y simplemente ven pasar el dinero de un lado para otro, y además descuidan las labores de mantenimiento y conservación de los bienes que el Señor les ha entregado.

C. Economía

Para R. C. Sproul Jr., la economía es “una disciplina científica que se aplica a las decisiones de la vida cotidiana... es la toma de decisiones del hombre, en cuanto a cómo utilizar mejor, recursos limitados con el fin de ser un buen administrador ante los ojos de Dios”. Por lo tanto, “la economía es el estudio científico de cómo Dios ordenó el mundo... La verdad es que Dios creó la economía para ayudar al hombre a ser mejor mayordomo de su creación” porque “un mayordomo es aquel que, bajo autoridad del propietario, administra bien su propiedad para el beneficio del dueño” (Sproul, 2012, 12-15).

Podemos agregar que la palabra castellana “economía” proviene de dos vocablos griegos: oikos (Casa) y nemo (Administrar o dirigir), es por eso que antiguamente a la oficina de administración se llamaba “economato”, aunque  hoy ese termino es más usado para denominar un almacén establecido por una empresa o institución para vender entre sus miembros productos a un precio más barato.

Desde esta perspectiva, merece citarse la definición de oikonomos que da el Diccionario de Grimm y Thayer:

“Administrador de una casa o de los asuntos de una casa; especialmente mayordomo, administrador, director, superintendente... a quien el señor de la casa o propietario ha confiado la administración de sus asuntos, el control de los ingresos y los gastos, y el deber de distribuir la parte correspondiente a todos los siervos e, incluso, a los hijos que todavía son menores de edad”. 

La descripción de esta estructura social en las Sagradas Escrituras, es tan familiar para el pueblo de Israel como para la Iglesia del Nuevo Testamento y nos ilustra la que Dios ha establecido para su familia en la Tierra. La función de mayordomos o administradores delegados que tenemos los creyentes es parte del proceso de santificación, es decir, vivir en rectitud en todo lugar y circunstancia; obedeciendo a Dios en amor, transparencia y pureza en todo lo que hacemos. 

15Sino, como aquel que os llamó es santo,
sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;...”. 
1 Pedro 1:15 

Es indispensable aclarar que el progreso de nuestro carácter hacia la estatura de Cristo, es decir este proceso de santidad, se consolida por su obra en el creyente. Nos conformamos a la imagen de Dios y buscamos agradarlo y amarlo, tan sólo porque Él nos amó primero. 

Este tema de la administración es muy importante, no solo para nuestro crecimiento espiritual, sino para el avance del reino celestial en esta tierra, por eso debemos estudiar más fondo las características de un fiel mayordomo de las riquezas de la gracia de Dios.

2. Características de un mayordomo o administrador de Dios 

Habiendo entendido qué es un mayordomo desde las Escrituras, pasamos ahora a reconocer las características que deben identificarlo. El amor a Dios por su obra salvífica en nuestras vidas es la única razón y el único aliciente o motivación para desarrollar estas características en nuestras vidas. No somos salvos por ejercerlas, sino que caminamos en estos principios por pura gracia porque ya somos salvos. La obra salvífica y justificadora de Cristo debe producir en nosotros ser buenos mayordomos o administradores de su creación. Así que enfatizaremos continuamente en esto de aquí en adelante. 

Además, la única razón por la cual podemos amar a Dios es porque el carácter de Cristo ha sido imputado en nosotros. Sin embargo, este proceso de santificación es sinergístico, es decir, Dios nos pone la impronta del carácter de Cristo, pero debe ser ejercitada por nosotros. 

Este proceso hacia la santidad en el área financiera involucra que el administrador o mayordomo de Dios tenga unas características específicas y que desarrolle un estilo de vida basado en ellas, es decir, las haga vida en su vida. 

Éstas son:
(1) La fe en Dios, el contexto de la verdadera mayordomía
(2) El contentamiento, la doctrina bíblica
(3) Pagar las deudas; no volver a endeudarse y permanecer libre de deudas
(4) Ser un buen planificador financiero
Hasta aquí hemos estudiado, pero también debe:
(5) Ser un dador alegre
(6) Saber buscar, escuchar y seguir consejos
(7) Ser honesto
(8) Ser una persona diligente en su trabajo
(9) Ser un sabio inversionista
(10) Hacer tesoros en los cielos y poner la mirada en el reino al cual pertenece, el reino de Dios. 

Así que, estas son las principales características que dan evidencia de un corazón regenerado, descritas en las Escrituras, para ser un mayordomo o administrador de Dios, es lo que retomaremos de ahora en adelante: Hacía una mayordomía bíblica, desglosadas en varias jornadas de estudio, como esta. 

Pero nada de esto sirve si las “Escrituras no son suficientes” para él, pues un fiel administrador se fundamenta en las Escrituras y solo en
ellas.

La segunda y última parte de este tema es: 


La cual estudiaremos en el próximo artículo

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