6.
Conductas en contra de la mayordomía bíblica
Parte
1
“17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor:
que ya no andéis
como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18 teniendo el
entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la
ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se
entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 20 Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, 21 si en verdad le habéis oído,
y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que
está en Jesús. 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo
hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra
mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en
la justicia y santidad de la verdad”.
Efesios 4:17-24
Oremos
Padre santo no permitas que las tinieblas opaquen nuestro entendimiento, que la vanidad, la cual es oscuridad, nos lleve a vivir alejados de la vida espiritual que Tú nos has dado. Señor que la ignorancia no endurezca nuestro corazón hacia las cosas buenas, agradables y perfectas que Tú nos ofreces según tu santa voluntad.
Que las enseñanzas que recibimos de tu Palabra y de tus pastores y maestros sean según la verdad que está Jesús, y que esta verdad cambie nuestra vida, de tal manera que nos despojemos del viejo hombre y de sus deseos engañosos, para que nuestro espíritu sea renovado según el Señor en la justicia, santidad y verdad.
Pues
nos has dado nueva vida, nos has levantado de la tumba en donde estábamos
muertos en delitos y pecados, y ahora podemos vivir con el objetivo de darte
toda la honra y toda la gloria, ayúdanos Padre a ser un testimonio de tu amor
en cualquier lugar donde estemos. Amén
Introducción
Amados hermanos, si nosotros
pretendemos ser fieles mayordomos del Señor, ante todo debemos recordar que
somos miembros del cuerpo de Cristo y participantes de sus dones espirituales,
por eso no debemos andar como los impíos; no debemos vivir, ni comportarnos
como los inconversos ignorantes
que se guían enteramente por un entendimiento entenebrecido, el cual emplean
para cosas vanas, sirviendo a sus ídolos y a sus posesiones mundanas, cosas que
de ninguna manera son provechosas para sus almas y que defraudarán dramáticamente
sus expectativas, pues una vez pasen el umbral de la muerte, se encontrarán con
una terrible condenación eterna.
Pero aun sabiendo esto, los impíos
ponen su corazón en la satisfacción de sus deseos pecaminosos y como resultado
reciben un drástico aumento en la gravedad de sus pecados de sensualidad,
lascivia, gula, ira, mentira, pereza, adulterio, robo, fornicación y toda clase
de pecados abominables al Señor, que hunden sus almas más profundamente en las
tinieblas. Pero Dios ha tenido misericordia con aquellos que lo buscan y nos ha
traído de la muerte espiritual a una nueva vida que no esperábamos:
“1 … él os dio vida a vosotros, cuando
estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en
los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en
los hijos de desobediencia, 3 entre
los cuales también
todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo
la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos
por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Efesios 2:1-3.
Cuando éramos impíos ese viejo hombre
era fuerte en nosotros, pero ahora, como hijos de Dios la acción del Espíritu
Santo y el uso de los medios de gracia lo van marchitando, así que, ese viejo
hombre, cada día está más cerca de fallecer; sin embargo aun puede emplear
artimañas que nos hagan extraviar el rumbo, y cuando no lo mortificamos, su
corrupción crece dentro de nosotros con el objetivo de destruirnos. Mucho
cuidado hermanos, pues esas inclinaciones o deseos pecaminosos son
concupiscencias engañosas que prometen felicidad, pero solo traen una miseria
que pueden traicionarnos hasta destruirnos, “Así que, el
que piensa estar firme, mire que no caiga”. (1 Corintios
10:12).
Así pues, nuestro deber es despojarnos
del viejo hombre pues son como los harapos inmundos de nuestra vieja
naturaleza, de estos harapos deberíamos avergonzarnos en caso de que alguien
nos viera vestidos aun con ellos. Es por eso que en estas enseñanzas seguiremos
analizando las conductas en contra de la mayordomía bíblica,
que son aquellas conductas pecaminosas del viejo hombre, para
detectarlas y erradicarlas de nuestra vida, como los viejos harapos inmundos
que son.
Pues un fiel mayordomo debe revestirse
del hombre nuevo, lo que incluye con prioridad la fiel administración de los
bienes, por eso nuestro enfoque de hoy estará en la forma cómo
nos relacionamos con las finanzas, conducta que debe ser transformada a medida
que el Espíritu Santo nos ilumina la voluntad de Dios en esta área a través de su Palabra.
Ya hemos visto los amargos
frutos del amor al dinero, y sabemos que la Caída ha distorsionado nuestra relación con las finanzas, y que además, todos
traemos herencias culturales, emocionales y conductuales de nuestros
antepasados, pero más importante aún,
todos nacemos muertos espiritualmente y esclavos de una naturaleza pecaminosa.
Al nacer de nuevo, Cristo da vida a
nuestro espíritu y somos transformados progresivamente para llegar a su
estatura, pero dado que no somos glorificados en esta tierra, muchos de los
comportamientos del viejo hombre, permanecen como un remanente de pecado, es
por eso que el apóstol dice: “En cuanto a la pasada
manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos”, (Efesios 4:22), y como
consecuencia nuestro espíritu será renovado, y seremos “vestidos
del nuevo hombre creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.
Así que la tarea es deshacernos de los harapos de ese viejo hombre,
para luego vestirnos del nuevo hombre, es decir, del vestido que debe usar un
fiel mayordomo.
Como vimos anteriormente, ese viejo
hombre se ha vestido con la filosofía
de la posmodernidad, la cual ha influenciado
fuertemente el mundo en el que vivimos, con una de sus especiales características: La sicología, por
medio de la cual se interpretan
todos los comportamientos humanos a través de su
óptica, la cual ha influido en gran manera el
pensamiento actual, haciendo que lo que Dios y su Palabra llaman “pecado”,
el mundo lo denomine “enfermedad” o “trastorno sicológico”.
Así, a robar llama cleptomanía, al mentir, mitomanía, a los desenfrenos
sexuales de una mujer, ninfomanía,
a la adicción al juego, ludopatía,
entre muchos otros ejemplos, exonerando al hombre de su responsabilidad pues
hoy son clasificadas como enfermedad en vez de llamarlo pecado, lo que lleva al
hombre a repetir una y otra vez estas conductas pecaminosas.
Y lo que es peor, algunas de estas
conductas pecaminosas que hace algunos años dejaron de llamarse como lo que
son, es decir, pecados, se empezaron luego a
llamar trastornos mentales, sin embargo el día
de hoy ya ni siquiera se clasifican como trastornos mentales, sino que
empezaron a ser clasificadas como algo normal, como una
elección personal, como es el caso de la homosexualidad, por
ejemplo, que bajo la mentirosa premisa del libre
desarrollo de la personalidad tratan de convertir al hombre en un
animal que sólo obedece a sus perversos deseos carnales, llamando amor a la
satisfacción de los más bajos instintos y olvidando que somos hechos a imagen y
semejanza de Dios y que tenemos un espíritu que está en contacto con el
Creador.
Ese Espíritu que nos dice que Dios,
nuestro Creador, quiere lo más excelso para sus hijos, mientras que el enemigo
ofrece su putrefacta basura, envuelta en una insana indulgencia que le da
licencia al impío para cometer los más graves pecados, y les ofrece una
gratificación momentánea a cambio de una condenación eterna.
¿Ese es el precio de su alma? ¿La venden por una gratificación momentánea?
Volviendo a nuestro tema, en esta enseñanza
hablaremos de esas conductas que afectan el área de las finanzas, las cuales
atentan directamente contra los Mandamientos de Dios y mantienen al creyente en
derrota en cuanto al propósito de Dios en su vida, pues fuimos llamados a vida
eterna, pero mientras vivimos esta vida terrenal, sólo la obra de Jesucristo en
la cruz y el poder del Espíritu Santo a través de la palabra de Dios, es decir, la
Biblia, pueden renovarnos “en el espíritu de nuestra
mente” (Efesios 4:23), remplazando
los paradigmas y las conductas del mundo por los estatutos de Dios y la práctica
de estos, para alcanzar el objetivo de glorificar su Nombre siendo sus mayordomos o administradores aquí en la Tierra. Debemos recordar que,
como dice R. C. Sproul Jr.[1], “la mayordomía es el gobierno y la utilización del orden de la
creación para los propósitos y la gloria de Dios” (Sproul, 2012, 23).
Las conductas que veremos a continuación,
se dan cuando el dinero, los bienes o las riquezas, en fin, las finanzas, sea
por la abundancia o por la escasez, ocupen en nuestra vida diaria, el lugar de
prioridad que le corresponde al Creador y esto, como lo vimos en la enseñanza
pasada, es idolatría.
Primera parte — 1. Idolatría 2. Una visión errada acerca de quién es Dios 3.
Una perspectiva equivocada de las finanzas. 4.
Deudas y fianzas 5. Falta de fe en Dios — Segunda parte — 6. Falta de planificación 7. No buscar consejo 8.
La injusticia y la deshonestidad 9. La pereza
y la resignación 10. Los vicios 11. La aflicción, amargura o resentimiento
Conductas en contra de la mayordomía bíblica
—Primera parte—
1. La idolatría
Ésta consiste en
hacerse un dios o ídolo distinto
del Dios Trino y adorarlo, contrariando el Primer y Segundo Mandamiento de la
Ley Moral de Dios (Éxodo 20:3-6
y
Deuteronomio 5:7-10).
En el caso específico
de las finanzas, recurriendo a estos como proveedores de sabiduría, favor,
poder o cosas materiales. Por esta razón, un ídolo o dios puede
ser cualquier cosa que ocupe el lugar céntrico
que le pertenece al Dios verdadero, el Señor Jesucristo. Puede llegar a ser uno
mismo (egolatría), otra persona, un trabajo, una adicción, poner la confianza
en algo diferente a Dios como proveedor (loterías, casinos, juegos de azar,
negocios, educación, etc.) u objetos o imágenes de cosas, animales, personas o
del mismo Dios. Incluso, en el dinero mismo (Filarguría:
Idolatría de las riquezas o amor al dinero). Debemos recordar que
detrás de todo pecado está la idolatría.
También podemos definir la idolatría como
un intento del hombre por conseguir sus propios fines sin someterse al Señor y
a su Ley. Aunque el poder y la autoridad le fueron legítimamente otorgados por
Dios; luego de la Caída del hombre en el pecado (Génesis
3),
el poder y la autoridad fueron distorsionados y terminaron por centrarse en un
deseo de controlar o dominar a las personas y las circunstancias, a través de la manipulación y la intimidación
(abuso de autoridad), en lugar de ser usados para administrar la creación según el plan original de Dios.
Juan Calvino solía decir que “el corazón del hombre es una fábrica de ídolos”. ¡Toda la Biblia es una
constante advertencia contra la idolatría![2]
En
su expresión más básica la idolatría incluye:
•
Hacer, vender y comprar ídolos.
“14Todo hombre se embrutece, y le falta ciencia;
se avergüenza de su ídolo todo
fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en
ella. 15Vanidad
son, obra vana; al tiempo de su castigo perecerán”. Jeremías
10:14-15
• Adorar o venerar ídolos.
• El ocultismo: Adivinación (consultar adivinos, médiums
o muertos) y hechicería (Conjuros, encantos, hechizos, pactos y rituales de
prosperidad, lectura de tarot y de las cartas, entre otros).
La idolatría es el quebrantamiento del
Primer y Segundo Mandamiento de Dios y es una conducta pecaminosa detestable a
sus ojos.
“3No
tendrás dioses ajenos delante de mí. 4No
te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en
las aguas debajo de la tierra. 5No te inclinarás a ellas, ni las honrarás;
porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los
padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen, 6y hago misericordia a millares, a los que me
aman y guardan mis mandamientos”.
Éxodo 20:3-6
Es necesario tener en cuenta que en
nuestra cultura latinoamericana, la mayoría de nuestros ancestros fueron o son
practicantes de este pecado de la religión
tradicional y podemos estar imitando esta conducta, gravemente pecaminosa, en
nuestra propia vida a pesar de considerarnos creyentes.
Howard Dayton, en su libro Su dinero cuenta, dice que incluso, en esta edad
posmoderna, se ha venido dando la idolatría práctica,
es decir, adoramos cosas de nuestro tiempo (Automóviles, moda, cantantes y
artistas, deportes y deportistas, artículos tecnológicos, etc.) y “si amamos cualquier cosa —familia, trabajo o posesiones— más
que al Señor, tenemos un ídolo” (Dayton, 2006,166). De hecho, los mayores dioses o ídolos
actuales son la educación y el entretenimiento, con todo lo que esto involucra.
Como dijo Arthur W. Pink (1886-1952), “la educación es
un altar que ahora está atestado por una multitud de adoradores idólatras”[3].
La Biblia relata en numerosos pasajes
(Especialmente en Deuteronomio 28) de cómo, a su vez, la amargura, las deudas,
la pobreza o miseria (Calamidades, desastres, catástrofes, ruina, falta de lo
necesario, etc.) e, incluso, la violencia, pueden ser consecuencia de la
idolatría de los pueblos. Recordemos que éste
fue el pecado original de Adán y Eva, pues ellos quisieron llegar a “ser como Dios” y por esto, sucumbieron a la
tentación de Satanás.
Es importante reconocer que la idolatría
tiene que ver profundamente con la perspectiva que se tiene acerca de las
riquezas, los bienes y el dinero, es decir, la perspectiva de las finanzas,
pero primeramente, la idolatría parte de una visión errada de quién es Dios.
2. Una visión errada
acerca de quién es Dios
“6 Mi
pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”. Oseas
4:6
Esta sentencia del Señor se da en una época
de prosperidad material del reino del norte (740 a.C), es decir, Israel cuya
capital era Samaria, pero dicha prosperidad era sólo material, pues el pueblo
había descendido a la peor de las idolatrías y como consecuencia de su
desconocimiento de Dios fue destruido por Asiria unos pocos años después de
esta profecía y su gente llevada al exilio, pues aquellos
que se rebelan contra la luz, sólo pueden esperar ser destruidos por la
oscuridad.
Aunque en este verso se habla del
pueblo, este mensaje es sobretodo para los ministros del Señor que están
obligados a instruir al pueblo de Dios con su Palabra, y a no rendirse aun
cuando el pueblo fuera rebelde, pues la Palabra del Señor debe ser predicada en
todo tiempo, pero los ministros de esa época no lo hicieron, o lo hicieron con
el objetivo de lucrarse de las ofrendas que los israelitas llevaban al altar
como sacrificio por el pecado, así mientras el pueblo mas pecara, más ofrendas
había para ellos, para su lucro. Ellos no tenían el carácter del predicador
fiel como está descrito en Eclesiastés.
“9 Y cuanto más sabio fue el Predicador,
tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar,
e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. 10 Procuró
el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de
verdad. 11 Las palabras de los
sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de
las congregaciones, dadas por un Pastor”.
Eclesiastés 12:9-11
Era evidente que este no era el carácter
de los sacerdotes, ni de los profetas de ese tiempo en Israel, en esa época
(800 - 700 a.C.) sólo tenemos registro de unos pocos profetas fieles al Señor,
entre ellos : Jonás (760 a.C.), con su mensaje de clemencia de Dios para todos;
Amós (755 a.C.) con su mensaje de juicio contra el reino del norte; Oseas
(740a.c.) con su advertencia acerca de la infidelidad del pueblo de Dios y
Miqueas (730 a.C.) con su mensaje de juicio divino. Así que había una gran
falta de conocimiento de Dios, cuyo resultado es la ruina para el pueblo, esto
fue verdad para la época de Oseas, pero también lo es para nuestra época.
Hoy es igual, el pueblo no se esfuerza
por obtener el conocimiento de Dios, hoy que tenemos la Palabra de su poder
traducida a casi todos los idiomas del mundo y se puede obtener gratuitamente
impresa en papel o para descargarla de manera digital en un celular… La Biblia
está al alcance de todos, más disponible que nunca, pero el hombre no está interesado
en conocerla, estudiarla y mucho menos vivir como la Biblia ordena.
“18 Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado”. Proverbios 29:18
El pecado se agrava cuando el pueblo no
se esfuerza por obtener el conocimiento de Dios, y es aun peor cuando no sólo
hay apatía sino rechazo. “La razón por la que el pueblo
no aprendía y los sacerdotes no enseñaban no era porque no tuvieran la luz,
sino porque la odiaban; no era porque no tenían medios para llegar al
conocimiento de Dios y comunicarlo, sino porque porque no tenían corazón para
ello y la rechazaron. No desearon el conocimiento de los caminos de Dios, sino
que lo abandonaron y cerraron los ojos a la luz; y por lo tanto, [dice el Señor]
Yo también te rechazaré; Me negaré a
conocerte y a poseerte; no me conocerás… Por tanto, diré:
Apártate de mí, que no te conozco. No serás sacerdote para mí” (Comentario
de Matthew Henry en Oseas 4).
Pero este era un problema que se daba
en ambas partes, los sacerdotes de la época de Oseas abusaron del pueblo y el
pueblo se alejó de ellos, algo similar vemos hoy cuando algunos falsos
ministros abusan esquilmando las ovejas, y ese pueblo, que odia al Señor y a su
ley, encuentra la excusa perfecta para no exponerse a la Palabra de Dios, pues
eso sacaría a la luz sus pecados y quedaría en evidencia que realmente no aman
a Dios como ellos dicen, sino que viven en la hipocresía de la justicia propia,
es decir, se consideran a sí mismos buenos, y confían en que con esa “pseudo religión posmoderna de hacer el bien”,
pueden encontrar el camino al cielo, pero como en los tiempos de Oseas serán
destruidos por falta de conocimiento, pues aquellos que
se rebelan contra la luz, sólo pueden esperar ser destruidos por la oscuridad.
Pero hay un destino eterno igual, o
peor, para aquellos falsos ministros que se dicen enviados del Señor, pero que
no hacen su voluntad, sino que viven esparciendo ignorancia y engaños buscando
enriquecerse y viviendo de dar falso testimonio de nuestro Dios santísimo,
proponiendo pactos de prosperidad, u ofreciendo salud y riquezas a un pueblo
alejado del Señor. Horrible será su destino final, si no se arrepienten de ese
gravísimo pecado, pues con sus mentiras conducen a muchos a la perdición.
En resumen, como vimos en la enseñanza
2: El Señor Todopoderoso, esta conducta —una visión errada acerca de quién es Dios— parte de un desconocimiento
de quién es verdaderamente el Dios de la
Biblia. Toda nuestra vida depende totalmente de Dios y lo debemos demostrar con
una fiel mayordomía de las finanzas que Él nos ha entregado. Él
es santo, justo, soberano y amoroso, entre muchos otros atributos. La mayordomía bíblica parte de, como
vimos anteriormente, entender lo que Dios ha revelado de Él
mismo para ser glorificado y honrado con nuestra obediencia. Por lo tanto, es
nuestra obligación acercarnos a la Palabra y conocerlo tal y como Él se ha revelado a través de ella, pues un
pueblo sin entendimiento caerá (Oseas 4:14).
La parábola
de los talentos en Mateo
25:14-30 nos ilustra que la manera cómo vemos a Dios afecta la forma
como administramos sus bienes como veremos, si Dios quiere, en la Enseñanza 14: Dar con alegría.
3. Una perspectiva equivocada de las finanzas
Además, como ya hemos profundizado en
las enseñanzas 3: La posmodernidad: La filosofía del
mundo; 4: Perspectivas acerca de las finanzas: Pobreza vs. Prosperidad y
5: Los amargos frutos del amor al dinero,
podemos decir que, generalmente, este error se desprende de una visión o idea equivocada acerca de Dios. Es común el pensamiento deísta[4]
que divulga la idea de que Dios no tiene ninguna relación ni está interesado en
las finanzas, la cual está sumamente
arraigada, aún entre algunos creyentes, pero la Biblia nos
muestra todo lo contrario.
John MacArthur[5] dice “para recalcar
cuan importante resulta para Dios el tema del dinero y las posesiones, dieciséis de las treinta y ocho parábolas de
Cristo hablan de cómo las personas deben manejar los tesoros terrenales. De
hecho, nuestro Señor enseñó más sobre tal administración (uno
de cada diez versículos en los Evangelios) que
sobre el cielo y el infierno juntos. La Biblia completa tiene más de dos mil
referencias a las riquezas y las propiedades, el doble de las referencias
totales a la fe y la oración. Lo que hagamos con las cosas que Dios nos ha dado
es muy importante para Él”
(MacArthur,
2005, 13).
Una perspectiva equivocada acerca de cómo
Dios ve la mayordomía de los bienes terrenales y cómo nos relacionamos con Él, puede llevarnos a la siguiente
conducta.
4. Deudas y fianzas
La Biblia dice:
“8No debáis a nadie nada,…” Romanos 13:8a
¿Por qué? Porque
“7... el que toma prestado es siervo [esclavo] del
que presta”.
Proverbios 22:7b
Y la palabra de Dios dice que
“ninguno
puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al
uno y amará al otro, o estimará al
uno y menospreciará al otro. No podéis
servir a Dios y a las riquezas”. Mateo 6:24 [Lucas 16:13]
Hay personas que viven conscientemente
el proceso de salir de las deudas y lo que esto implica y, una vez libres
financieramente, vuelven a endeudarse. ¿Qué fuerza tan poderosa lo lleva a ubicarse
de nuevo en el lugar de ser esclavo de otro y no disfrutar y valorar la
libertad que Cristo ganó para nosotros?
Usted debe saber que esta inclinación
arrolladora a meterse en deudas y, en ocasiones, a no pagarlas; puede venir por
estar repitiendo un patrón o conducta familiar o, incluso, por haber heredado
las deudas que no pagaron sus padres o abuelos, pero también
debe saber que la decisión de endeudarse es una conducta que parte, mayormente,
de la insatisfacción con lo que Dios nos ha dado, de los deseos de la carne, la
ambición desmedida y la codicia. En los verdaderos creyentes, esta conducta
debe ser confrontada por la Palabra y abandonada en el poder del Espíritu
Santo, al conocer lo que las Escrituras dicen al respecto.
De igual manera, en el caso de las
fianzas. Usted debe analizar por qué razón está adquiriendo ese compromiso por
alguien y qué lo motiva.
Aunque el tema de las deudas y las
fianzas se desarrollará más profundamente en la enseñanza
7: Deudas y fianzas y 10: Pagando las deudas,
lo importante es discernir las raíces de esta conducta.
Pero esta perspectiva errada está intrínsecamente
relacionada con la fe que decimos profesar o, más bien, con la carencia de ella
y, habitualmente, la falta de fe en Dios es una de las razones más comunes por
las cuales las personas adquieren deudas y mantienen una seria y excesiva
preocupación por las finanzas.
5. Falta de fe en Dios
En realidad, podemos tener fe en muchas
cosas, personas o métodos, pero la
fe bíblica se centra en Dios y puede ser entendida en dos formas.
En primer lugar, como equivalente del
verbo “esperar”, obviamente una esperanza del
cumplimiento de las promesas de Dios registradas en la Palabra y, en segundo
lugar, como el compendio o cuerpo de lo que creemos, es decir el cuerpo
doctrinal. La fe bíblica,
le exige al creyente cambiar sus conductas pecaminosas.
Hablaremos de este tema con mayor
amplitud en la enseñanza 8: La fe en Dios,
pero podemos adelantar que la falta de fe en Dios
es, de manera muy generalizada, una de las razones por las cuales las personas
no hacen planificación financiera.
Conclusión
Hoy hemos visto
algunas conductas en contra de una fiel mayordomía bíblica: 1.
Idolatría 2. Una visión
errada acerca de quién es Dios 3.
Una perspectiva equivocada de las finanzas. 4.
Deudas y fianzas 5.
Falta de fe en Dios. Estas conductas deben ser retiradas de nosotros como los
harapos de un vestido viejo, ese que usa el viejo hombre, pues si somos hombres
nuevos debemos usar el nuevo vestido sin mancha ni arruga que Cristo pone a sus
hijos. Dios mediante, la próxima semana veremos algunas otras de estas
harapientas conductas para redondear esta enseñanza, de tal manera que nos
preparemos para vestirnos del hombre nuevo.
Y si usted,
todavía no se ha arrepentido de sus pecados y aun está vestido con los harapos
del viejo hombre, tristemente tengo que decirle que esa no es la ropa apropiada
para estar delante del Rey de reyes y Señor de señores, no te atrevas a
presentarte así delante de Él pues no serás recibido, sino todo lo contrario,
serás enviado a ese terrible lugar de tormento eterno, donde sólo hay llanto y
crujir de dientes. Pero mientras estés vivo tienes esperanza, corre a Cristo
quien te retirará esos sucios harapos, lavará tu inmundicia y te pondrá un
vestido resplandeciente, sin mancha, ni arruga para vivir con Él, en el gozo
eterno de su presencia. Corre a Cristo, por tu vida eterna, corre a Cristo
urgentemente.
“6 Buscad
a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje
el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase
a Jehová, el cual tendrá de él
misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. 8 Porque
mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dijo Jehová”. Isaías 55:6-8
Legado para mis hijos
Es necesario que cada padre deje una
herencia basada en el ejemplo de una conducta conforme a la voluntad de Dios y
fundamentada en el conocimiento de su Palabra.
Hemos dicho que el sacerdote del hogar
o varón es el encargado y responsable delante de Dios de enseñar a su familia
lo que la palabra de Dios dice acerca de desechar estas conductas. Le animamos
a que lea cuidadosamente este texto con sus hijos y les enseñe de una manera
sencilla (Pídale la estrategia a Dios en oración), lo que significan e implican
estas conductas en contra de la mayordomía bíblica.
Rogamos al Señor que no sea usted como los falsos profetas de la época de Oseas, y con su negligencia permita la destrucción de sus hijos por falta de conocimiento, hermano, no permita que en su familia se olvide la Ley de Dios, pues lo natural es que los niños no deseen estudiarla y mucho menos retenerla en la mente.
Ocúpese en trasmitir la sana doctrina a sus hijos y nietos, pues si ellos no conocen a Dios estarán en una gran desventaja espiritual, está en usted como padre o madre, ayudar a vestir a sus hijos con ese traje resplandeciente del nuevo hombre sin mancha ni arruga, que es una conducta agradable al Señor, en caso contrario tendrá que dar cuenta de esa grave y pecaminosa omisión.
Oremos
Padre santo, por tu misericordia y por
tu amor limpia a tu pueblo de sus pecados, trae a nuestros labios palabras de súplica
y arrepentimiento, retira de nosotros esos viejos y sucios harapos que visten
al viejo hombre y santifica nuestra conducta por medio de tu Santo Espíritu.
Quita toda iniquidad
de nuestro corazón para luego revestirnos con la ropa limpia y resplandeciente
del hombre nuevo, ese hombre que nace del arrepentimiento y de la fe que Tú mismo
has puesto en nosotros, pues nosotros que estábamos extraviados en Ti hemos
alcanzado misericordia.
Señor, sana nuestras rebeliones, con tu amor perfecto y eterno
aparta tu ira de tu pueblo, para que tu pueblo florezca y extienda sus raíces
hacia las próximas generaciones, y que estas se extiendan como frondosas ramas
con tu gloria y perfumen esta tierra con el olor grato de la alabanza a tu
Nombre.
Que las próximas generaciones se
sienten a tu sombra, que sean vivificados con tu Espíritu, y que nunca más se
vistan con los harapos de tener puesta su confianza en los ídolos, sino que
seas Tú todo su sostén, toda su provisión y toda su esperanza.
Damos gracias Señor, pues nos has
mostrado que tus caminos son rectos, y que los justos andarán por ellos, y que
es tu santa voluntad que conozcamos estos temas que nos has estado enseñando de
mayordomía bíblica… Por eso Señor, te pedimos que podamos poner en práctica
esto que hemos aprendido, y que podamos instruir a nuestros hijos y nietos con
tu Palabra.
Todo esto le pedimos en el nombre de
Jesús.
Amén
[1] Nota del autor: No avalo,
necesariamente, todos los puntos de vista doctrinales de este autor, sino
exclusivamente lo que cito.
[2] Más citas bíblicas sobre
la idolatría: 1. Antiguo
Testamento: 2 Reyes 21:11; 2 Crónicas 15:8 y 34:7; Salmos
78:58-59; 96:5; 97:7 y 115:2-8; Isaías 2:8-9 y 18; 31:7; 40:18-20; 41:29; 42:17; 44:9-20;
48:4-5; 57:5 y 66:3; Jeremías 8:19; 16:18; 50:2 y 38 y 51:17-18; Ezequiel
11:18; 14:3-4
5 y 20:18;
Oseas 4:17-19; 8:4 (todo) y 14:3 y 8; Miqueas 1:7 y Zacarías 13:2. 2. Nuevo
Testamento: Hechos de los apóstoles 15:20 y 17:16; Romanos 1:23
y 2:22; 1 Corintios 10:14 y 12:2; Gálatas 5:19-21; 1 Tesalonicenses 1:9; 1 Pedro 4:3 y
Apocalipsis 2:14 y 9:20.
[3] PINK, Arthur W. Exposition of the gospel of John.
[4] deísmo: de la voz
latina Deus otiosus (“dios inactivo”). Este concepto es empleado para
describir la falsa creencia en un dios creador pero que en algún momento se
retira y deja de involucrarse en su creación, lo que constituye un principio
central para el deísmo.
[5] Nota del
autor: No avalo,
necesariamente, todos los puntos de vista doctrinales de este autor, sino
exclusivamente lo que cito.
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