Enseñanza 1 - Introducción a la Mayordomía Bíblica



Tesoros en el cielo

 

1. Introducción 

Enseñanzas de Mayordomía bíblica 2024 

 

19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Mateo 6:19-21

Oremos

Señor, en el inicio de esta serie de enseñanzas, ayúdanos a entender que sólo somos administradores de las riquezas de tu gracia, pues Tú eres nuestro Amo y Señor, así que nuestra preocupación principal debe ser conocer tus prioridades para nosotros, de tal manera que actuemos según ellas en nuestra vida, y que entendamos que realmente Tú eres el dueño de todo y nosotros solo somos tus mayordomos.

Por eso te pedimos, Padre Santo, que pongas en nuestros corazones el servirte con dedicación y amor, de tal manera que tengamos una vida consagrada a tu servicio y que podamos ser unos fieles mayordomos de lo que has puesto en nuestras manos, para que podamos  fijar nuestros ojos en Jesús y hacer Tesoros en el Cielo.

Amén 

 Introducción

La Biblia ilustra ricamente la doctrina de la fiel mayordomía que los creyentes debemos ejercer, nuestra idea es encontrar ese tesoro de sabiduría que el Señor ha dejado en su Palabra, y por este medio recibir la capacitación de Dios para ser unos fieles mayordomos de las finanzas, y cuando hablamos de finanzas hablamos de bienes, riquezas y dinero.

Como les acabo de decir, tendremos un enfoque muy definido hacia la mayordomía financiera, pero no podemos olvidar que también somos llamados a ser fieles mayordomos de la salud, de la familia, del trabajo, de la misión como evangelistas, de la vida íntima de oración, de las responsabilidades en la iglesia local, de las relaciones con los hermanos, entre otras cosas. Sin embargo, a medida que avancemos, veremos que todos estos temas se relacionan íntimamente y descubriremos que para ser un fiel mayordomo de las finanzas, también lo debemos ser en todas las áreas, es decir, debemos ser íntegramente fieles al Señor en la administración de todo en nuestra vida. 

Objetivos

Entonces nuestro objetivo principal es fortalecer la relación con Dios al sujetar las finanzas al señorío de Jesucristo, mediante el conocimiento de la Biblia.

Pues el pueblo de Dios debe conocer y aplicar siempre los fundamentos bíblicos para una vida financiera sana y en sujeción a nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, debemos hacer énfasis en que estas enseñanzas no plantean un camino de obras, pues no estamos aquí para aprender una serie de técnicas administrativas, sino para conocer más y mejor al Señor y así amarlo más y sujetarnos a Él en amor.

Se preguntarán porqué les hablo de la mayordomía de las finanzas, y seguidamente les digo que esta no pretende ser una enseñanza de administración, sino que estamos aquí para aprender a relacionarnos mejor con Dios… Pues porqué la manera en como manejamos las finanzas, es una clara muestra de como nos relacionamos con Dios, es por eso que la Biblia tiene mucho que decirnos acerca de las finanzas.

Así que en nuestras enseñanzas:

Conoceremos lo que Dios dice, por medio de las Sagradas Escrituras, acerca de las finanzas, para:

    Remplazar los viejos paradigmas mentales por pensamientos bíblicos y desarrollar la fe en Dios como nuestro proveedor.

Y el resultado esperado es que:

• Practiquemos conductas de sabiduría bíblica en cuanto a la administración de las finanzas.

Rindamos completamente esta área de nuestras vidas al Señor Jesucristo.

    Ejercitemos la mayordomía sobre las finanzas que Dios nos ha entregado para administrar. 

Ahora entremos en materia…

 1. ¿Que es Mayordomía Bíblica? 

La Biblia expone claramente como debemos administrar los recursos que el Señor ha puesto en nuestras manos; a lo largo de sus paginas encontramos como ser fieles mayordomos para honra y gloria de Dios.

Esta doctrina bíblica, poco estudiada por algunos y tristemente abandonada por otros, nos llevará a enderezar nuestras sendas, pero para eso debemos pedirle al Señor que nos limpie de nuestra propia contaminación cultural, pues hemos vivido en una época llamada posmodernidad, creyendo que sus postulados son absolutamente ciertos, y realmente no todos lo son, pero están tan profundamente instalados dentro de nuestra sociedad, que los creemos ciertos, pero gracias al Señor tenemos su Palabra la cual nos ayuda a discernir entre la verdad y la mentira.

Amados hermanos, el consejo bíblico es el único que nunca cambia, es el que preserva nuestro carácter como hombres de Dios, ante la gran cantidad de cambios en el pensamiento del hombre, que suceden siglo tras siglo. Esto es tan claro que podemos asegurar que un hombre del siglo primero es muy distinto al hombre de hoy. Incluso todos podemos ver que somos distintos a nuestros padres, y como nuestros hijos son distintos a nosotros. Para evitar estar al vaivén de este turbulento mar de variadas corrientes filosóficas[1], nosotros tenemos un ancla para el alma, que es la Biblia, pues ella nos mantiene sujetos a Cristo.

Pero cuando queremos ser fieles mayordomos y aplicar la sabiduría de la Biblia a nuestra vida, nos encontramos con muchos obstáculos que nos llevan a caminar cada día en un camino más estrecho. A Dios gracias pues ya estamos avisados de las dificultades que experimentaremos en en este mundo, así que para agradar a Dios, la única ayuda es seguir el consejo bíblico: 

2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Romanos 12:2 

Como siervos del Señor, no podemos asumir que todo lo sabemos, que ya hemos aprendido tanto del mundo que podemos desempañarnos correctamente… no hermanos todo lo contrario, debemos entender que si hemos bebido de la fuente de la sabiduría del mundo, estamos contaminados y tenemos que limpiarnos con la Palabra. Es ahí donde encontraremos claras instrucciones acerca de como vivir, pues es la Palabra la que nos lleva a renovar nuestro entendimiento, para ajustarnos a la sabiduría de Dios y entender su voluntad, la cual es buena, agradable y perfecta, para sus hijos.

Es así como la Palabra de Dios nos fuerza a pasar por la “puerta estrecha”, puesangosto es el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. (Mateo 7:14), este Camino nos acerca cada día mas a una vida piadosa, la cual, por lo general, es contraria a lo que la sociedad actual plantea.

Esto nos lleva a entender que para ser unos fieles Mayordomos del Señor es necesario tener muy clara la doctrina de lasuficiencia de las Escriturasesto significa que la Biblia es “suficiente” es decir, que es todo lo que necesitamos para equiparnos para una vida de fe y servicio.

3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”. 2 Pedro 1:3

Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas en la Biblia, así que un fiel mayordomo entiende correctamente la Palabra de Dios, esto lo lleva a vivir de una manera agradable a Dios y con un corazón agradecido y en armonía con la voluntad de Dios, de tal manera que viva en el gozo del Señor.

Definiciones Mayordomía Bíblica 

Podemos definir Mayordomía Bíblica, como: La correcta administración, con base en las doctrinas bíblicas, de los recursos (bienes, destrezas, tiempo, finanzas, etc.) para cumplir el plan de Dios en nuestra vida y para darle honra y gloria al Señor.

La mayordomía bíblica comienza con Dios y su Palabra, pues 3si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad,...” (1 Timoteo 6:3), es porque no está sujeto a las Escrituras.

Y, al tener el carácter de Dios como nuestro parámetro, entenderemos la extrema pecaminosidad del pecado, que es todo lo contrario a la perfección de Dios, tal como podemos verlo en la continuación del texto bíblico en 1 Timoteo 6, pues ese hombre 4… está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia…” (1 Timoteo 6:4-5). Esas son las consecuencias de enseñar otras cosas y no conformarse a la sana doctrina bíblica.

Esa es la consecuencia de no sujetarse a la suficiencia de las Escrituras. Alejarse de las Escrituras es andar por el camino de la perdición, pues quien lo hace queda a la deriva, perdido, sin ancla, y es llevado de aquí para allá por cualquier viento de doctrina, y lo que es peor, queda sometido a los dictámenes de su propia inteligencia, o lo que es peor de su propia concupiscencia.

Entonces, reconocer quién es Dios, principalmente conociendo esos atributos que nos ayudan a afianzar la idea de mayordomía y a la vez reconociendo nuestro pecado, debe llevarnos a vivir según los principios éticos que parten de la naturaleza divina, para que nuestros comportamientos no partan de lo humano, lo racional o lo pragmático, como respuesta a un problema o para vivir más cómodamente, sino que se fundamenten en el carácter de Dios, reflejado en su Palabra. 

Así, los principios de la verdadera mayordomía se desprenden de la Ley Moral y Ética de nuestro Dios y Señor, la cual nos da una perspectiva, para la correcta mayordomía bíblica, que parte de honrar con nuestras finanzas, en primer lugar a nuestro Dios y, seguidamente, a nuestro prójimo. 

El propósito de Dios en esta área es, entonces, llevarnos de la libertad que Él nos ha dado a la santidad financiera a través de su Palabra. Vivir en santidad es ser santos como Dios es Santo (Levítico 19:2 y 1 Pedro 1:15), es vivir avanzando en el crecimiento hacia el carácter de Cristo (Efesios 4:13 y Romanos 8:29a) para vivir en santidad, aún en el área financiera, sirviéndole a nuestro único dueño y amo, el Señor Jesucristo. 

De esta manera entenderemos, que los seres humanos somos llamados a ser mayordomos o administradores de lo que Dios nos ha entregado en esta tierra y, para esto, Él debe forjar en nosotros, sus hijos, un carácter piadoso a semejanza de Cristo y según las Escrituras, desarrollando unas características que nos conduzcan hacia una mayordomía bíblica, como se desprende de 2 Pedro 1:5-7 

5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor”.

2 Pedro 1:5-7 

Según la sabiduría del mundo estas características descritas por el apóstol Pedro, no serían necesarias para un buen administrador, pero para ser un fiel mayordomo de las riquezas del Señor son obligatorias, así de distintos son el camino del impío y el del hijo de Dios, pues un hombre piadoso debe ir avanzando por este camino espiritual para que cada vez estemos más cerca de la estatura de Cristo. 

Por de más está decirles que sólo hay un Camino y una Puerta (Juan 10), aquí no hay atajos, esta es una larga senda que requiere esfuerzo y dedicación, pero sabiendo que lo que logremos no es por nuestro mérito, sino que es la gracia de Dios quien está trabajando en nosotros (1 Co. 15:10).

Ahora tratemos de responder la pregunta ¿Cómo es el carácter piadoso de un fiel administrador o mayordomo de las finanzas del reino de Dios? 

Carácter 

Según la Real Academia de la Lengua Española, carácter es la señal o marca que se imprime, pinta o esculpe en algo; la marca o hierro con que los animales de un rebaño se distinguen de los de otro o el conjunto de cualidades o circunstancias propias de una cosa, de una persona o de una colectividad, que las distingue, por su modo de ser u obrar, de las demás”. 

En conclusión, carácter es la suma total de todas las cualidades positivas y negativas en el alma de una persona conformada por pensamientos, valores, motivaciones, actitudes, intenciones, sentimientos y acciones. 

¿Tenemos la marca de Cristo en nuestra vida?

¿Tenemos el carácter de Cristo en nuestra vida? 

Pero atención, carácter es distinto a reputación, pues reputación es lo que la gente dice que tú eres, mientras que carácter es lo que tú realmente eres, en tu intimidad, cuando estás fuera del alcance de los demás. Es cuestión de “quién eres” y quien eres, determina como actúas.

“Entonces [Jesús] les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación”. Lucas 16:15

Jesús les estaba mostrando a los fariseos que aunque su reputación delante de los hombres era socialmente aceptada, su carácter era abominable delante de Dios, ¿Entiendes la diferencia entre reputación y carácter?

¿Tu forma de vida es distinta a la de los impíos o la única diferencia es que vienes a la iglesia cada domingo? 

Nuestro Señor Jesús dio suma importancia a esta verdad en sus enseñanzas del Sermón del monte (Mateo 5-7). Nadie nace con el carácter de Cristo ya formado, éste lo va estableciendo el Espíritu Santo después de la conversión, a través de un proceso en su trato con Dios, llamado santificación. Así, las características de un administrador o mayordomo de las finanzas del Reino se forjan en este proceso de conocimiento de los preceptos de Dios conforme a la imagen de Cristo.

13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;”. Efesios 4:13 

 Mayordomo o Administrador

Por otro lado, está el concepto de administrador. Según el teólogo John Stott[2], este concepto era más conocido en el mundo antiguo que en el moderno. En nuestro vocabulario cotidiano, un administrador alude únicamente a empresas de comercio, industria, instituciones, entre otros, pero en los tiempos bíblicos, todo buen padre de familia era un administrador o tenía uno para dirigir los asuntos de su casa, su propiedad, su granja o viña, sus cuentas y sus esclavos y/o siervos. Aunque no se emplea en la Biblia ninguna palabra hebrea para identificarlo, podemos encontrar e identificar al administrador mediante varias palabras en el Antiguo Testamento. Se encuentra particularmente en las familias nobles y las cortes reales de Judá, Egipto y Babilonia. José tenía un administrador en Egipto. Este mayordomo que estaba encargado de atender a sus huéspedes, procuraba que tuvieran agua para lavarse los pies y forraje para los asnos. Era el responsable de matar a los animales para comer y de ordenar la preparación de las comidas, entre otras funciones (Génesis 43:1-25 y 44:1-13). 

De manera parecida, los reyes de Judá tenían un administrador encargado de la casa real y tenía gran autoridad dentro de ésta. Ejercía una supervisión paternal sobre sus miembros y el símbolo de su cargo era una llave (Isaías 22:22), que indicaba que era el encargado de la seguridad de los almacenes donde se guardaban todos los bienes. Aunque en la Biblia también encontramos ejemplos negativos de mayordomos infieles, como es el caso de Sebna (Isaías 22:15-25) quien fue desechado por Dios de su lugar como mayordomo. 

En la corte del rey Nabucodonosor en Babilonia, el jefe de los eunucos puso a Daniel y a sus tres compañeros bajo el cuidado de alguien llamado Melsar. Esta palabra, más que un nombre propio, indica un cargo, como superintendente, mayordomo u otro oficial de la corte de Babilonia (Daniel 1:16-18). 

En el Nuevo Testamento, también encontramos ejemplos, es así como Herodes Antipas tenía un mayordomo (intendente) en la corte, un hombre llamado Chuza, cuya esposa, Juana, era discípula de Jesús y le servía de sus bienes” (Lucas 8:3).

Además, el escenario de varias parábolas de nuestro Señor Jesucristo está situado en casas grandes, en las que el mayordomo ocupa una posición de responsabilidad. En la parábola de los obreros de la viña, el propietario ordenó al mayordomo (intendente) que pagara los salarios a los obreros (Mateo 20:8), mientras que el mayordomo infiel (tesorero), empleado porun hombre rico”, estaba acusado de disipar los bienes de su señor (Lucas 16:1-15). 

El mayordomo debía ser, evidentemente, una persona muy responsable que ordenaba las provisiones, administraba los gastos y daba cuentas a su amo. 

En Lucas 16, la palabra griega que se usa para mayordomo es oikonómos, estas palabras provienen de oikos (Casa) y nemo (Administrar o dirigir) y de ellas se derivan nuestros vocablos economía y económico.

Para R. C. Sproul Jr., la economía es una disciplina científica que se aplica a las decisiones de la vida cotidiana… es la toma de decisiones del hombre, en cuanto a cómo utilizar mejor, recursos limitados con el fin de ser un buen administrador ante los ojos de Dios”. Por lo tanto, un mayordomo es aquel que, bajo autoridad del propietario, administra bien su propiedad para el beneficio del dueño” (Sproul, 2012, 12-15). 

Desde esta perspectiva, merece citarse la definición de oikonómos que da el Diccionario de Grimm y Thayer: Administrador de una casa o de los asuntos de una casa; especialmente mayordomo, administrador, director, superintendente... a quien el señor de la casa o propietario ha confiado la administración de sus asuntos, el control de los ingresos y los gastos, y el deber de distribuir la parte correspondiente a todos los siervos e, incluso, a los hijos que todavía son menores de edad”. 

La descripción de la mayordomía en las Sagradas Escrituras, es tan familiar para el pueblo de Israel como para la Iglesia del Nuevo Testamento y  es una ilustración de la que Dios ha establecido para su familia en la Tierra. La función de mayordomos o administradores delegados que tenemos los creyentes es parte del proceso de santificación, es decir, vivir en rectitud en todo lugar y circunstancia; obedeciendo a Dios en amor, transparencia y pureza en todo lo que hacemos. 

15Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir…” 1 Pedro 1:15 

Por eso, la mayordomía delante de Dios, más que una cuestión de técnica administrativa, es un camino de santidad.

Es indispensable aclarar que el progreso de nuestro carácter hacia la estatura de Cristo, es decir el proceso de santidad, se consolida por la obra de Cristo en el creyente. Nos conformamos a la imagen de Dios y buscamos agradarlo y amarlo, tan sólo porque Él nos amó primero, y es Él quien nos lleva a servirle mejor a Él y a nuestro prójimo.

Habiendo entendido qué es un mayordomo desde las Escrituras, es nuestro deber cultivar una serie de características que deben identificarnos, sabiendo que la obra salvífica y justificadora de Cristo es la que produce en nosotros ser buenos mayordomos o administradores de su creación, sin olvidar que es nuestro amor a Dios el que nos impulsa y que la única razón por la cual podemos amar a Dios es porque el carácter de Cristo ha sido imputado en nosotros.

Sin embargo, este proceso de santificación es sinergístico, es decir, Dios nos pone la impronta (marca) del carácter de Cristo, pero debe ser ejercitada por nosotros.

En las próximas enseñanzas estudiaremos una a una las características que dan evidencia de un corazón regenerado, descritas en las Escrituras, para ser un mayordomo o administrador de Dios, de tal manera que podamos cuidar que nuestro carácter cada vez esté más cerca del carácter de Cristo.

¿Y cual es nuestra guía para cultivar las características de un fiel mayordomo del Señor? Sólo la Palabra de Dios, nada más. 

Eso nos lleva a repasar una doctrina bíblica básica para la correcta mayordomía: 

2. Acerca de la Suficiencia de las Escrituras 

En este momento tenemos una clara aproximación al significado de “Mayordomía”, Ahora es preciso entender cual es el principal fundamento para el correcto desempeño de esta, para eso es indispensable conocer la Doctrina bíblica de la Suficiencia de las Escrituras, pues es necesaria para todo lo concerniente a la vida y la piedad (2 Timoteo 3:16-17 y 2 Pedro 1:3), por lo demás este es un principio fundacional de la fe cristiana y de la fiel práctica de la Mayordomía Bíblica. Leamos 2 Timoteo 3:16-17:

16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. 2 Timoteo 3:16-17 

Decir que las Escrituras son suficientes, significa que la Biblia contiene “todo” lo que necesitamos para equiparnos para una vida de fe y servicio. 

Pero vamos a tratar de entender el significado desde las palabras que nuestro propio idioma define: 

La palabra clave es “suficiente” y la Real Academia de la lengua española —RAE— la define como:

1. adj. Exacto para lo que se necesita.

2. adj. Apto o idóneo.

Se entiende entonces, que no se necesita más.

La palabra suficiente no sólo se refiere a cantidad, sino también a aptitud, calidad o idoneidad, es decir, la Biblia es suficiente en cantidad, tiene todos los recursos necesarios, y también es suficiente en calidad, pues es idónea en todos los aspectos.

Por eso, si como creyentes realmente aceptamos la doctrina de la Suficiencia de las Escrituras y hemos entendido lo que realmente significa “suficiente”, no necesitaremos de ideas o prácticas consideradas: No-bíblicas (extra-bíblicas), ó anti-bíblicas.

1) No-bíblicaso extra-bíblicas, es decir, lo que no está registrado en las Escrituras; lo que la Biblia no prohíbe, ni ordena expresamente (Explícitamente o por inferencia implícitamente en un mandato positivo–). Quienes practican estas ideas extra bíblicas tienen una respuesta común cuando son cuestionados por eso: Esto lo hacemos porque la Biblia no lo prohibe… Cuando oigas a alguien respondiendo así, podrás identificarlo como alguien que tiene practicas extra-bíblicas.

Por otro lado están las prácticas:

2) “anti-bíblicas”, es decir, las que van en directa y clara oposición a las Escrituras (que incluye aquellas cosas que si están registradas en las Escrituras, pero que son claramente expuestas en un sentido negativo, las cuales nunca debemos imitar).

Según el fundamento bíblico sobre lo que significa “suficiente”, esto implica por lógica, que no se necesita agregarle nada más a lo ya dicho, independiente de que lo que se le agregue sea “bueno” o “malo” (pecado). Así que el punto no es si algo es pecado, si no, si las Escrituras son realmente “suficientes”.

Para redondear la idea, se las explico desde la Confesión de fe de Londres, la cual empieza con estas palabras: “Las Sagradas Escrituras constituyen la única regla suficiente, segura, e infalible de todo conocimiento, fe y obediencia salvadores” (Confesión de Fe de Londres 1,1). Es decir que nuestro entendimiento y aceptación de la doctrina de la Suficiencia de las Escrituras implica que reconozcamos que “todo” lo que necesitamos para la vida, la piedad, las buenas obras y la santificación, está allí (2 Pedro 1:3-4 y 2 Timoteo 3:16-17) y es enfática en que no se nos es permitido agregarle nada, así parezca bueno, eficaz, práctico o exitoso, pues la Biblia es suficiente… Recordemos 1 Timoteo 6:3-5. 

3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma [es decir, no se ajusta, no se amolda, no se acoge ] a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad,…”. 1 Timoteo 6:3-5

Y 

8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”.  Gálatas 1:8

También debemos considerar que las Escrituras nunca han sugerido que la vida cristiana, el camino a la madurez y a la santidad sean fáciles. Por el contrario, debemos recordar que, aunque los mandamientos del Señor no son gravosos, los tres enemigos del creyente (Satanás, el mundo y la carne) pueden hacer nuestra vida muy difícil. Además, nuestro Señor Jesucristo nos advirtió que sufriríamos por su causa, por seguir sus preceptos con fidelidad y que el camino sería estrecho, aunque también nos prometió que sería inmenso el gozo de una vida eterna con Él... 

13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”.

Mateo 7:13-14 (Lucas 13:24).

3. Que dice la Biblia acerca de la

Mayordomía y las Finanzas 

En este momento se estarán preguntando ¿como la Biblia nos puede preparar para ser fieles mayordomos? Pues bien, la respuesta es que la Biblia contiene más de 2,350 versículos que hablan sobre dinero, riquezas y bienes y leyendo el Nuevo Testamento fácilmente confirmamos que Jesucristo habló con mucha frecuencia de este tema durante su ministerio en la tierra.

Así que, en general, las Escrituras consideran ampliamente el tema del dinero, pues el manejo que le damos es una clara muestra de nuestras prioridades espirituales. Siendo el dinero el mayor rival que Jesucristo tiene por el señorío de nuestras vidas y la manera cómo nos relacionamos con él refleja los principios y valores que tenemos en nuestra condición espiritual interna.

Por eso podemos afirmar que muchos que se consideran a sí mismos cristianos, piensan que las finanzas nada tienen que ver con Dios, pero están radicalmente equivocados porque la administración del dinero es una expresión externa de lo que sentimos y pensamos.

Nuestras prioridades financieras muestran qué es lo más importante en nuestras vidas, es por eso que nuestras prioridades evidencian la relación con el Señor y qué lugar ocupan Él y su Palabra en nuestras vidas.

Además nuestras prioridades nos muestran a quién consideramos como nuestro verdadero amo y señor porque las Escrituras dicen que:

13Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

Lucas 16:13

Este pasaje es explícito en decir que las riquezas se pueden convertir en amo y señor de nuestras vidas, pero ¿quién debe ser nuestro verdadero y único dueño, amo y señor?

Así que, como creyentes, también tenemos que considerar el tema del dinero. ¿Cómo es nuestra relación con el dinero?, ¿lo usamos sabiamente o el dinero nos controla? ¿es nuestro siervo o nuestro amo? Al respecto, Martin R. De Haan II (RBC Ministries) dice que: El dinero es un buen siervo, pero como amo es muy malo”. (el dios Mamón)

Es claro para el creyente que la correcta administración de las finanzas, no nos da la salvación, pero el ser fieles mayordomos es una muestra del amor del Señor. La gracia de la salvación debe resultar en un cambio radical en nuestra vida que incluye las finanzas.

Entonces, como resultado de la salvación, nuestra relación con las finanzas debe reflejar nuestra vida espiritual conforme a la palabra de Dios y no conforme al mundo en que vivimos porque las finanzas del mundo son diferentes a las de Dios y porque estamos en el mundo, pero no somos del mundo (Juan 17:16).

n así, una de las motivaciones para profundizar en este tema es que, sin ánimo de generalizar, una buena parte de los creyentes damos un mal testimonio en la administración de los asuntos terrenales y, aunque, como ya lo he dicho, ésta no determina la salvación de nadie, por causa de este mal testimonio “el nombre de Dios es [continuamente] blasfemado ente los gentiles por causa de vosotros” (Romanos 2:24). 

La labor de la iglesia 

La Iglesia debe capacitar a sus miembros en esta área desde la perspectiva bíblica, a fin de que los verdaderos creyentes puedan dar un buen testimonio. La Reforma Protestante del siglo 16 le dió mucha importancia al Ministerio didáctico. Este ministerio de la Iglesia debía ser ejecutado a través de sus pastores y maestros. Consistía en la instrucción pública y privada, a través de sermones y la orientación individual, y debía tocar la enseñanza bíblica sobre la administración de los bienes otorgados por Dios al Estado y al individuo. En otras palabras, el tema era la mayordomía cristiana (LOPES, Augustus Nicodemus. La responsabilidad social de la Iglesia. En: Revista Reforma Siglo XXI. Boletín teológico de la Confraternidad Latinoamericana de Iglesias Reformadas. Volumen 11, Número 2.   Octubre de 2009.). 

La enseñanza de mayordomía financiera, que estamos iniciando está centrada en Cristo y en la Biblia. Esto quiere decir, centrada en las verdades de la palabra de Dios porque ésta nos provee los medios para el crecimiento espiritual y en ella misma encontramos las herramientas idóneas para descubrir la sabiduría y la voluntad de Dios para nosotros en esta área. 

Durante toda la historia de la humanidad, las Sagradas Escrituras han servido para capacitar enteramente al hombre de Dios en “todas” las áreas de la vida. Así que damos por hecho, tanto la suficiencia como la veracidad e inerrancia de la Biblia como la palabra de Dios para expresar su voluntad acerca de la manera de vivir de su pueblo, el cual la acepta como la verdad y la única regla para regir sus vidas.

13Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes”.

1 Tesalonicenses 2:13 

Desde esta perspectiva, estas enseñanzas basadas en un libro que se llama Tesoros en el cielo — Mayordomía bíblica se fundamentan en la total credibilidad de la veracidad de la Biblia, pues es preciso aclarar que estas finanzas son aquellas provistas por Dios para usarlas bajo su dirección como Rey eterno sobre nosotros con el propósito de extender su Reino y glorificar su Nombre en nuestra iglesia local, nuestra familia, en la sociedad y en todos los confines de la tierra.

La labor del padre de familia

Los padres deben dejar un legado a las siguientes generaciones, en este caso, una herencia de bendición fundada en el conocimiento y práctica de una correcta Mayordomía Bíblica, pues estamos obligados a “criar a nuestros hijos en la disciplina y amonestación del Señor”. (Efesios 6:4)

Este asunto es muy importante, y espero que el Señor nos permita profundizar en este tema más adelante, por hoy les adelanto que existen tres métodos muy efectivos para enseñar a nuestros hijos (y también nietos, sobrinos y siguientes generaciones), los principios bíblicos de administración o mayordomía financiera.

a. La comunicación verbal: Esta debe ser parte de nuestra rutina diaria como padres, independiente de que los hijos sean o no creyentes.

b. El ejemplo personal: Los hijos absorben como esponjas las conductas de sus padres y maestros respecto al manejo financiero, entre otros temas. Un refrán popular dice con total acierto: “Nuestros hijos no hacen lo que les decimos que hagan, sino que hacen lo que nos ven hacer”.

c. La experiencia práctica: Los padres deben pedir la dirección o estrategia a Dios para ejercitar a sus hijos con algunas prácticas sencillas. Con la ayuda del Señor veremos algunas de éstas en las próximas enseñanzas.

Oremos

Padre nuestro que estás con nosotros permanentemente, pedimos tu ayuda para que podamos capacitarnos según tu Palabra y obtengamos de tu mano el bendito legado de la libertad, fidelidad y santidad financiera, de acuerdo con el Reino al que pertenecemos, es decir, que podamos llegar a ser unos fieles mayordomos de tu reino, y que este legado pueda ser entregado a nuestros hijos y a nuestros hermanos que lleguen a servirte después de nosotros.

Y que tu Santa Palabra sea grabada sobre nuestros corazones con letras de oro, para que tu pueblo, pueda tenerla siempre presente y que podamos ver la bendita libertad que nos has concedido, para que obedeciéndola nuestro gozo aumente, y que cada día se renueve nuestro amor para contigo, Tú que eres nuestro Creador, y nuestro Todopoderoso Salvador.

Amen 

Iglesia Bíblica Reformada Fortaleza de la Verdad — Medellín Colombia 23 de junio de 2024



[1]Una corriente filosófica es un conjunto de ideas y teorías que comparten principios básicos sobre un aspecto del conocimiento, el mundo o el hombre, es así como las ideas y preocupaciones en la mente de un hombre del siglo 1, son muy distintas a las del hombre de hoy.

[2] John Stott (1921-2011) Teólogo anglicano inglés. Convencido defensor de la predicación bíblica expositiva como centro y esencia del culto cristiano. Nota del autor: No avalo, necesariamente, todos los puntos de vista doctrinales de este autor, sino exclusivamente lo que cito.


 

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